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EDUCACIÓN Y PATRIOTISMO (Manuel Parra Celaya)

EDUCACIÓN Y PATRIOTISMO (Manuel Parra Celaya) EDUCACIÓN Y PATRIOTISMO

¿SE PUEDE EDUCAR EN EL PATRIOTISMO? Si entendemos por educación el esfuerzo por perfeccionar al ser humano en todas sus facetas, de forma integral, contradiciendo en lo necesario la naturaleza, estaremos de acuerdo en que el patriotismo es una de esas facetas en las que puede incidir la labor del educador.
Apuntemos también de forma señalada lo de “contradecir la naturaleza”, fundamento de una educación intencional y no roussoniana; el patriotismo (a diferencia del nacionalismo, su antónimo, y del patrioterismo, su caricatura) no es el “sentido” de forma espontánea, del mismo modo que la “patria” no surge de la nada; igual que esta, para existir, precisa de una tarea colectiva ilusionante, acometida por un pueblo, el patriotismo (identificación con las tareas históricas que han configurado y configuran una patria) requiere un esfuerzo de inteligencia (comprender) y de voluntad (querer), auténticos caminos para el sentimiento (amar).
Por ello, es tan fácil, tan “natural” o “inmediato”, encaminar hacia el nacionalismo, y es tan arduo educar hacia el patriotismo, del mismo modo que es fácil que los niños jueguen en el recreo pero es costoso que aprendan matemáticas.
La educación patriótica en España adoptó, antaño, un aire conservador o tradicional: aquellos libros de los primeros veinte años del siglo pasado en los que el adulto enseñaba al niño a venerar estatuas de ilustres patricios o se insistía en la gesta de Guzmán el Bueno o en la Campaña de Huesca, componían, si se quiere, una visión estética y “estática”, puramente histórica, del patriotismo. La Dictadura de Primo de Rivera alteró algo este enfoque, procurando que lo “regeneracionista”, lo renovador de futuro, se uniera a lo tradicional, pero sin alterar mucho el dedo del ilustre patricio... La II República siguió, paradójicamente, el mismo camino, aunque el patricio de marras se tocara con gorro frigio.
El franquismo se volcó en palabras de educación patriótica, aunque los hechos quedaron prácticamente circunscritos a su “obra predilecta” (y peor dotada, que tod hay que decirlo), que fue el Frente de Juventudes; desde esta institución sí se presentaba un patriotismo de nuevo cuño, que intentaba unir pasado (historia), presente (unidad, impulso, juventud) y futuro (revolución). Sin embargo, esta nueva versión educativa se llevó a cabo con cierta intensidad entre los jóvenes afiliados a sus organizaciones de voluntarios (Falanges Juveniles, OJE) y algo a través de la denostada asignatura de formación política (FEN hasta los años 60, Educación Cívico-Social y Política a partir de esa fecha), entre la indiferencia de la Enseñanza, tanto estatal como privada.
Indiferencia que no era más que un reflejo de una sociedad en la que el patriotismo, en general, era vivido como un tópico oficial, salvo en ámbitos concretos y reducidos. Puede argumentarse en contra de esta última afirmación, pero lo evidente es que la sociedad española afrontó el reto de la transición hacia un nuevo régimen, a partir de 1975, con unas claras insuficiencias en valores patrióticos. Ya sé que esto contradice, de nuevo, dos lugares comunes muy extendidos, a saber: que existía una identificación exclusiva de patriotismo con el franquismo y que fue precisamente el alto nivel “patriótico” el que permitió el tránsito pacífico a la democracia; el primero cae por su propio peso, no sólo en contradicción abierta con el segundo, sino por negar que se diera el patriotismo en los no franquistas...
Lo cierto es que la transición evidenció dos aspectos lamentables: la falta de patriotismo real en la sociedad (a pesar de los multitudinarios 20-N en la plaza de Oriente, todo se desmoronó como un castillo de naipes) y la consideración de lo español como un valor marginal, asignado a la “extrema derecha” y proscrito por su “peligrosidad” para los designios del “cambio”. Como factor sobresaliente debe mencionarse, en cambio, el auge de los “elementos diferenciadores” de las Autonomías, elevados hasta su grado sumo en lectura nacionalista, con carta de naturaleza “políticamente correcta”, auspiciados y bendecidos desde todas las instancias, en detrimento de cualquier asomo de “lo español” que no se centra en la Corona y en la Constitución del 78. Todo ello es ya muy sabido y denunciado ¡en nuestros días! por gran parte de los que contribuyeron, por acción o por omisión a ese estado de cosas.
El régimen democrático se caracterizó, así, por menospreciar lo esencial (España) y pretender sustituirlo por lo accidental (forma de gobierno, ley), mientras la población sufría un auténtico acoso y derribo de sus sedimentos patrióticos, que encontraban únicamente su sublimación y válvula de escape en los éxitos o fracasos de la Selección de fútbol.
En el ámbito de la Enseñanza y los medios de difusión especialmente se ha hecho evidente la proscripción del patriotismo, hasta el punto de que es posible afirmar rotundamente que, después de casi treinta años de propaganda e influjo (que no “educación”) democrática y nacionalista, aquí casi nadie puede “salir patriota”, salvo que este talante le provenga de herencia familiar (minoritaria), por un peculiar formación intelectual autodidacta o por una rebeldía, consciente o inconsciente, contra el Sistema y todo lo que él representa.
Son evidentes los esfuerzos del PP (en sus momentos de mayoría absoluta y con extremo cuidado) para contrarrestar extravíos nacionalista; lamentablemente, muchos de estos esfuerzos quedan en lo meramente folclórico (gigantescas banderas) o en un campo ideológico reducido e insuficiente a todas luces (el “patriotismo constitucional”, por otra parte importación de los socialistas).
PARA LOS QUE CREEMOS EN LO ESPAÑOL COMO INTERPRETACIÓN DEL MUNDO Y COMO ESTILO, A LA MANERA ORTEGUIANA, LA SITUACIÓN DE DETERIORO Y MARGINACIÓN DEL PATRIOTISMO Y DE SU POSIBLE EDUCACIÓN REVISTE UN TONO DE ESPERANZA: EL PATRIOTISMO DEL FUTURO TENDRÁ UNAS CARACTERÍSTICAS O CONNOTACIONES QUE LO DIFERENCIARÁN CLARAMENTE DEL NACIONALISMO Y DEL PATRIOTERISMO: REBELDÍA CONTRA UN ORDEN ESTABLECIDO; POR LO TANTO, MÁS PROPIO DE LO JUVENIL; APERTURA, POR PROPIA DEFINICIÓN, HACIA HORIZONTES QUE SOBREPASEN LAS FRONTERAS, Y FUNDAMENTACIÓN INTELECTUAL, MÁS ALLÁ DEL “SENTIMIENTO”.
EL SIGUIENTE RETO ES EDUCAR EN ESE PATRIOTISMO A LAS SEGUNDAS GENERACIONES DE LOS “NUEVOS ESPAÑOLES”, COMO VEHÍCULO IDEAL PARA LA INTEGRACIÓN... PERO ESTE ES OTRO TEMA.
Publicado originalmente el 29 de septiembre de 2003.

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