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LND Especial Referéndum Constitución Europea

EUROPA SI, PERO NO ASI (Francisco Torres García)

EUROPA SI, PERO NO ASI (Francisco Torres García) EUROPA SÍ, PERO NO ASÍ

¿Tendremos el valor de intentar cambiar un diseño ajeno al ser de Europa y a nuestras raíces cristianas o simplemente lo aceptaremos bajo la absurda premisa de que no cabe otra alternativa si Europa quiere tener futuro? Ésta es la gran pregunta que se plantea el 20-F. No está en juego la continuidad del proceso de convergencia, sino el modelo de Europa que queremos.
El Tratado Constitucional, realizado por y para las elites políticas, diseña una Europa federal, con decisiones centralizadas en una superestructura burocrática, diluyente de las entidades nacionales, basada en meros parámetros macroeconómicos, reductora de los derechos sociales, alejada de los ciudadanos, sin límites geográficos definidos, con una identidad asentada sólo en los valores del texto constitucional, reductora del hecho religioso a lo privado y lo cultural, alentadora e impulsora del laicismo, protectora de modelos plurifamiliares, impulsora de instituciones autónomas difícilmente controlables, vulneradora del esencial principio de la subsidiariedad. Es la Europa que huye del concepto de asociación y cooperación entre Estados para subordinarlos al ente de la Unión. Una Europa que alentará desigualdades internas y se desarrollará en función de los intereses del eje franco-alemán, sin el que nada es posible y sin el que nada es viable; subordinada en materia de defensa a la OTAN y que asume el concepto de guerra preventiva; sin grandes avances en la articulación de una política exterior común. Será la Europa del laicismo, el consumismo, el relativismo, el individualismo y la globalización. No es lógico invocar que el Tratado es positivo porque viene a poner fin a los enfrentamientos de Europa, porque esa es una realidad superada. Lo permanente es la crisis de Europa como espacio de identidad. Recordemos que Schuman, Monnet, De Gasperi sólo veían posible superar esa crisis si Europa era consecuente con sus raíces cristianas. El Tratado se aleja de esa vía para llevarnos a una orilla casi antitética.
El 20-F, votaremos no porque no nos gusta esa Europa, porque queremos otra Constitución que asiente los valores y principios de la Unión en la ley natural y la moral objetiva, que se edifique a partir de la colaboración y la cooperación sin buscar la desintegración de las identidades patrias, que no renuncie a sus raíces cristianas y que éstas informen su articulado. Con nuestro voto por otra Europa podemos obligar a reconducir el proyecto europeo. Votar no es, desde esta perspectiva, un valor positivo, porque nos permitirá contribuir a reconstruir Europa.

Francisco Torres García (Portavoz de Alternativa Española)

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